26/2/10

Soñar es el ejercicio de provocar a la realidad.Soñar es no retroceder, aunque nunca se avance. Soñar es hacerse de memorias, construidas de polvo. Tan frágiles que solo la propia voluntad las mantiene. Soñar es perseverar, seguir construyendo aunque el destino continuamente se empeñe en soplar y soplar. Un sueño; lo que sentimos se dibuja con sus trazos, nos talla el alma y no siempre resulta en lo que anhelamos; nos hace fantasear, perdernos en el tiempo y la realidad. Algunos sueños nos hacen sufrir, son tan íntimos o imposibles que simplemente nos llenan de amargura, la sensación de imposibilidad nos sujeta y nos hunde, y lo único que nos mantiene es esa luz, que nuestra mente y corazón, un día antojadizamente creo.
Nuestros sueños nos guían en los senderos, pero no siempre nos dan la mejor ruta o nos llevan a buen destino. Nos acorazan y mantienen en un estado que ninguna tormenta puede romper. El soñador, es una criatura frágil porque casi siempre se enfrenta a los imposibles, vive en la incongruencia. Su lucha muchas veces no es alcanzar el sueño, sino, mantenerlo. Es una lucha intemporal, que siempre se libra internamente y sus logros están más allá de la razón, se funden en el tiempo. Soñar es tener esperanza, aun en un mundo sin suficiente de esta. Esperanza, que concepto, es tan fácil que impregne nuestros sueños, que los mantenga ardiendo.


Tengo un sueño. Por cada paso intangible y fantasioso que avanzo, retrocedo varios en la razón y el tiempo; lo mantengo, lo nutro y es lo más preciado que tengo, porque es aquello que me impulsa.

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